Una posición incorrecta en la bicicleta, un sillín demasiado alto, alteraciones anatómicas y longitudes exageradas de las bielas, mala postura sobre el manillar… De estos malos gestos a bordo de la bicicleta podemos cosechar desde ligeros dolores posturales hasta lesiones de mayor entidad.
La pedalada
Es una sucesión continua de flexión-extensión de las articulaciones de la rodilla, cadera y tobillo; acompañada de una estabilidad del tronco-abdomen, de la zona lumbar y, en menor medida, de movimientos de cuello en extensión, junto a unas acciones de amortiguación de la muñeca y el brazo.
En esta acción van a ser utilizados una serie de músculos que serán los causantes de que nuestro acto sea más o menos eficaz, tanto en el momento puntual de pedalear ese día, como en el conjunto de toda la temporada.
La fase principal que hace generar la fuerza para desplazar la bicicleta hacia adelante es la acción de bajada del pedal. En ese movimiento actúan los músculos, principalmente extensores, de la rodilla (cuyo músculo mas importante es el cuádriceps) acompañados de una extensión de la cadera (de la que el músculo principal es el glúteo mayor), del adductor mayor y, en menor medida, de una extensión de los músculos de la parte posterior del muslo o isquiotibiales.
Por otro lado, la subida del pedal la desarrollan los músculos flexores de las rodillas, los isquiotibiales y los músculos flexores de la cadera (psoas y músculos de la pata de ganso).
O sea, que los músculos isquiotibiales (parte posterior de la pierna) actúan en los dos movimientos y hay que recordar que están en clara diferencia de tono y potencia con el cuádriceps (parte anterior de la pierna) por lo que, si no los potenciamos, podemos provocar la aparición de lesión.
La mayor parte de las lesiones vendrán generadas por una falta de armonía entre la posición correcta y las medidas de la propia bicicleta, como la altura inadecuada del sillín, la longitud exagerada de las bielas y/o la falta de atención a las alteraciones anatómicas del propio ciclista
Altura inadecuada
El trabajo correcto de la rodilla va en función de la posición exacta de la altura del sillín, la cual deba permitir la máxima extensión, que en una posición neutra debe estar en una extensión de 155 a 160 º, y una flexión de 25 a 30º.
Longitud de las bielas
La longitud de las bielas está directamente relacionada con la presión que se va a ejercer sobre la rótula, por lo que unas bielas adecuadas evitan problemas en la articulación de la rodilla
Para determinar las medidas de las bielas existen varios métodos. La longitud de este componente depende de la longitud del fémur:
- - Para un fémur menor de 38 cm. biela de 165 mm.
- - Para un fémur entre 38 y 42 cm. biela de 167,5 mm.
- - Un fémur mayor de 42 cm. una biela de 170 mm.
- - Para una longitud del interior del muslo menor de 77,5 cm. biela de 170 mm.
- - Para una longitud del interior del muslo entre 77,5 y 80 cm. biela de 172,5 mm.
Debemos tener presentes las repercusiones musculares provocadas por los cambios de las bielas, por lo que se aconseja no variar de golpe más de 2,5 mm y, una vez colocada, no cambiar, dejando que la pierna se adapte.
Alteraciones anatómicas
La fuerza o presión que van ejercer la pierna dependerá de la alineación de los ángulos y, por consiguiente, de la alineación anatómica de dicha extremidad.
Pierna en “X” o Valga, se define cuando tenga tendencia a rotar internamente, o los pies meterse hacia dentro, provocando un aumento de la fuerza interna del tendón rotuliano (tendinitis), para aliviar dicha presión se deben colocar plantillas en el calzado y cuñas entre el pedal y el calzado.
Pierna en “O” o Varo, están arqueadas, provocando una presión excesiva sobre la parte externa de la rodilla, por lo que pretenderemos alinear la cadera y el pie y ampliar la anchura (mediante separadores) entre el pedal y la biela.
Disimetrías de las extremidades
La diferencia de la longitud de las extremidades genera una desarmonía en la utilización de la musculatura implicada en el pedaleo, por tanto una posible causa de molestias, dolores o, incluso, la aparición de las temidas tendinitis.
El procedimiento comienza por medir y se comparar las tibias y los fémures de ambas extremidades, ajustar a la bicicleta la pierna más larga y, si la tibia tiene un disimetría superior de 6 mm., se coloca una plantilla de 3 a 4 mm. en la pierna más corta.
Si la diferencia entre los fémures es mayor de 6 mm., se ajusta el sillín con la pierna más larga, y se coloca una plantilla de 2 a 3 mm. en la pierna más corta y se desplaza el pie de la pierna más larga 1 a 2 mm. hacia delante en el pedal y de 1 a 2 mm. hacia detrás en el pie de la pierna más corta